sábado, 27 de mayo de 2017

RESEÑA #58 "EL CUENTO DE LA CRIADA" - MARGARET ATWOOD


TITULO: El cuento de la criada (The Handmaid´s Tale).
AUTOR: Margaret Atwood.
EDITORIAL: Salamandra.
Nº Pag: 416.
ISBN: 9788498388015.

SINOPSIS: 
En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela —o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir— le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo.


OPINIÓN PERSONAL
     Siempre que tengo la oportunidad me gusta compartir con vosotros libros cuya trama e historia no solo nos hace disfrutar su lectura, sino que también nos invita a reflexionar y suscita reflexiones personales. Esta reseña refiere uno de estos libros. Publicado en los ochenta, viene de la mano de Margaret Atwood, “El cuento de la criada”. Esta canadiense nacida en 1939 es una habida lectora desde niña, comenzando a escribir a la temprana edad de 16 años, para más tarde graduarse como licenciada en filología inglesa, cursando estudios también en filosofía y francés. Continuó su formación de postgrado en una importante universidad, Harvard, llegando con el tiempo a impartir clase en otras de igual renombre como la Universidad de British Columbia y la Universidad de Nueva York. Profesora, poeta, crítica literaria, novelista y activista, miembro del organismo de derechos humanos Amnistía Internacional, entre sus innumerables premios podemos encontrar el Príncipe de Asturias de las Letras de 2008. Dado que la mayoría de sus historias tienen un nexo común como es la defensa de los derechos humanos y muchas se centran en el trato hacia la mujer, sus relaciones y su explotación, es considerada una escritora feminista, siempre reivindicando el trato igualitario hacia nuestro género. Aunque podemos encontrar grandes obras entre sus creaciones, la de hoy es quizá la más destacada, recibiendo en 1985, año de su publicación, hasta dos premios y siendo en la actualidad digna de compararse con grandes clásicos. Pese a lo galardonado de la obra y el reconocimiento y renombre de su autora, me ilusiona comprobar que soy una auténtica ignorante de la riqueza literaria que nos rodea, y constatar que existe un mundo cuasi infinito aún por explorar. En este sentido pese a la dureza y perversión contenida en sus páginas y contexto, merece verdaderamente la pena la angustia y amargura de su lectura, y atender la acertada  crítica que Margaret lleva a cabo en cada una de sus páginas.


   Su autora nos muestra una sociedad estadounidense diametralmente diferente y alejada a la realidad de nuestros días. El gobierno ha sido derrocado y tras el asesinato de sus miembros y la guerra que ha originado, el poder ha sido tomado por un régimen puritano, teocrático hasta límites extremistas, escudándose y amparándose en falsas motivaciones. Ahora todos pertenecen a Gilead, una república patriarcal donde la sociedad ha sido restructurada y reorganizada y en la que el hombre se sitúa en los estamentos superiores quedando la mujer  totalmente relegada y sometida, dependiendo de sus funciones, a los últimos escalones. Los Ángeles es el nombre que recibe el ejército, compuesto en su totalidad por hombres y cuya función es la continua vigilancia. Los Comandantes son el cargo más importante perteneciente a la élite política y cuyas mujeres, las Esposas podríamos decir, se encuentran en el nivel  más “privilegiado”  al que una fémina puede aspirar. A estas le siguen las Marthas, mujeres cuya función se limita a las laborales hogareñas, son el servicio de la casa. Debido a la guerra, las radiaciones y los productos tóxicos de las armas nucleares empleadas y a los que la sociedad se ha visto expuesta, la posibilidad de concebir hijos ha ido disminuyendo con el transcurso de los años. Es aquí donde entran en juego las Criadas, no pudiendo cualquier mujer pertenecer a este grupo, solo las fértiles pueden ser reclutadas e instruidas para que ejerzan la  función de procrear. Nuestra protagonista es una de ellas, una mujer de 33 años la cual una vez tuvo una familia y un trabajo, pero todo aquello desapareció y ya nada de eso importa, quedando incluso prohibido pronunciar su nombre, su auténtico, verdadero y original nombre. Ahora es llamada por un nombre compuesto, Defred (de-Fred) el cual indica e identifica su propiedad, perteneciendo a un Comandante (Fred). Sí, habéis leído correctamente, Defred es propiedad de uno de los Comandantes, ya que ante la imposibilidad de su Esposa para concebir hijos, deberá de manera periódica y ceremoniosa mantener relaciones sexuales con él para poder darle ese deseado hijo y cumplir así con su única función y destino en un mundo donde la procreación resulta casi imposible. Su mundo es una espiral infinita de continua presión y marginación, resultando inimaginable e inconcebible pensar si quiera, que el hombre pueda ser objeto de problemas de esterilidad. Sin escapatoria, vigiladas las 24h del día, sometidas a innumerables prohibiciones como por ejemplo leer y escribir, en ocasiones torturadas y viendo arrebatadas a la fuerza todas sus posesiones y libertades, las mujeres son degradadas y tratadas de manera despreciable en una sociedad donde sus mandatarios no solo les arrebataron su libertad física, sino también las privaron de todo derecho y capacidad para pensar, decidir o sentir. Y a pesar de ello, deben estar agradecidas del trato que reciben ya que son el futuro.


         Esta es la agónica y desesperante vida de Defred, narrada en primera persona con un relato sometido y resignado de su devenir diario. Resulta admirable la frialdad con la que la protagonista es capaz de describir determinadas situaciones. En ocasiones Margaret procura otorgarles cierto toque de humor ácido e incluso negro, pero siempre conservando y prevaleciendo esa crítica ante un mundo donde todos desconfían unos de otros, donde ya no importan los sentimientos, y donde las relaciones sexuales son tabú y se convierten en un mero acto de procrear, frío, mecánico y litúrgico. El puritanismo al que obedecen les obliga a realizar cada uno de sus actos como si de un ritual religioso se tratase. Pero ni siquiera el hombre escapa a esta opresión religiosa ya que los homosexuales también son inquisidoramente perseguidos.


     Las Criadas, al igual que el resto de mujeres, poseen una apariencia que las distingue y caracteriza. Portan indumentaria y atuendos que comprenden una toga completamente de rojo, sin dejar al descubierto ni el más mínimo atisbo de su piel, recogiendo su largo cabello y colocándose en la cabeza una toca blanca que cubren parte de su cara y les obliga a mantener la mirada al frente o hacia abajo, limitando la posibilidad de interactuar o relacionarse. Siempre que salen a la calle van de dos en dos, procurando conservar esa vigilancia incluso entre ellas mismas. Son instruidas en centros especiales bajo el yugo de las superiores que reciben el nombre de “tías”: Tía Lydia, Tía Elizabeth,…etc. Muchas acaban sucumbiendo y rindiéndose, adoptando este modo de vida extremadamente religioso, pero otras como Defred se niegan, aunque en silencio y en la más absoluta soledad clandestina, a renunciar y olvidar lo que una vez fueron. 

 
    

  Como ya he comentado, las otras mujeres también obedecen a un orden a la hora de vestir: las Esposas van de azul, las Marthas de verde, las mujeres de los hombres pobres van vestidas de diferentes colores pero siempre a rayas o de negro cuando enviudan y por último se encontrarían las No-Mujeres a cuya categoría pertenecen por ejemplo las prostitutas o lesbianas, las cuales son proscritas a las que se les obliga a limpiar residuos nucleares en las afueras.
   

   Defred alterna sus vivencias con flashbacks que, en cierto modo, nos muestra cómo se fue originando todo y como ha acabado en esta situación.  Dichos retrocesos y saltos cronológicos en la historia son necesarios para entender la dimensión de la aberrante metamorfosis sufrida en esta sociedad y en la vida de nuestra protagonista, en la que pierdes todo aquello que jamás pensabas que podrías perder, la libertad de decidir, la libertad de vivir.
 

     Lo que resulta aterrador no es en sí la distopía que Margaret Atwood representa en su libro sino el hecho de que la ficción que escribió en los ochenta y que se consideraba como un futuro lejano e inverosímil, en la actualidad puede llegar a parecernos viable. Es difícil comentaros esta historia  sin profundizar un poco en la misma, evitando los spoilers, por ello os invito a que reflexionéis con la lectura de “El cuento de la criada” y que, a pesar de la ironía de su título y la dureza de alguno de sus fragmentos, os envolváis en la piel de Defred y con sus ojos observéis la difícil supervivencia que representa esta sociedad cacique e irracional, pero que desgraciadamente no dista mucho de sociedades actualmente presentes, cuyas culturas y tradiciones nos resultan igualmente increíbles y por supuesto repulsivas e inaceptables.  


     Aplaudo con satisfacción este trabajo de Atwood, destacando su brillante imaginación para concebir esta ficción en la que con maestra prelación desarrolla una constante invectiva y reivindicación. 


“Mejor nunca significa mejor para todos. Para algunos siempre es peor.”


“Vive el presente, saca el mayor partido de él, es todo lo que tienes.”


4,5/5

sábado, 20 de mayo de 2017

RESEÑA #57 "LA ABADÍA DE NORTHANGER" - JANE AUSTEN


TITULO: La abadía de Northanger (Northanger Abbey).
AUTOR: Jane Austen.
EDITORIAL: DEBOLSILLO.
Nº Pag: 296.
ISBN: 9788499081205.

SINOPSIS:
Una joven, ávida lectora de novelas, acabará interpretando un personaje totalmente novelesco que se moverá entre intrigas y terribles secretos. Es una novela de la primera época de su autora. En principio concebida como una sátira de la novela gótica, va sin embargo más allá de este propósito y ofrece una pintura social rica y mordaz y una trama ingeniosísima con sorpresas inesperadas.






OPINIÓN PERSONAL
     Recientemente dediqué una entrada a la autora que nos legó la obra que hoy aborda la reseña. “La abadía de Northanger” es el primer libro que Jane Austen escribe en 1798, aunque previamente se encontraba trabajando en otras célebres como “Orgullo y prejuicio” y “Sentido y sensibilidad”. Aunque la finalizó y llegó a venderla, según recoge las memorias de la hermana mayor de la autora, Cassandra Austen, años después sería revisada por la imprenta que acabó revendiéndola al hermano de Jane, tras años después de que esta obra quedase en el almacén olvidada, e ignorando que por entonces la autora de dicha obra ya había publicado cuatro novelas. No fue hasta finales de 1817, tras el fallecimiento de Jane, cuando se publica a modo de volúmenes y acompañada de “Persuasión”. Originalmente fue nombrada como “Susan”, pero tras varias revisiones que la autora realiza sobre la misma, decide titularla tal y como hoy la conocemos. Sin orden de preferencia alguno decidí dar continuidad a la lectura de su legado literario, omitiendo las críticas y opiniones que tildan a esta obra como la más irrelevante de todas cuantas creó. Las opiniones de los eruditos son muy respetables, como respetables deben ser las conciencias y sensibilidades de los lectores que pueden apreciar lo interesante y sugestivo en cualquier libro que pueda haber recibido el azote de la especializada crítica, por lo que este argumento es el que siempre defiendo para en líneas generales no descartar “a priori” ninguna obra.



     La heroína de nuestra historia, tal y como la cataloga la propia Austen, es Catherine Morland una joven de diecisiete años que convive  junto con  sus hermanos y padres en Fullerton. Catherine crece prestando poca atención a su formación como señorita, obviando igualmente su apariencia femínea, tal como la sociedad del momento establecía e imponía, limitándose a disfrutar de los juegos junto a sus hermanos, además de apasionarse con cada libro de temática gótica que a sus manos llegaba. Sus vecinos, el Sr. y Sra. Allen carecen de descendencia, por lo que invitan a nuestra protagonista a que les acompañen durante una temporada a Bath para que disfrute junto a ellos del lugar y comience de este modo a relacionarse en sociedad. Hasta ese instante, Catherine no se había preocupado de su aspecto en lo más  mínimo, pero cuando los jóvenes comienzan a mostrar interés por ella y recibe halagos por parte de los conocidos de la Sra. Allen, provocan que despierte su conciencia, sonrojándose al mismo tiempo. Es en uno de los bailes a los que asiste, donde conoce a Henry Tinley, un instruido clérigo de veintiséis años perteneciente a una acaudalada familia. Es su inteligencia, su simpatía, su sarcasmo y la atención dedicada a Catherine las que terminan por conquistarla sin que se dé apenas cuenta. También entablará amistad con la hermana de Henry, Eleanor Tinley, así como con  la familia Thorpe de la que forma parte la peculiar Isabella, quien  mostrará interés por convertirse en su inseparable amiga. Entre compras, bailes, visitas al balneario y al teatro, Catherine irá poco a poco introduciéndose en sociedad, tendrá algún que otro pretendiente, descubrirá los entresijos de entablar relación con unos y con otros, el protocolo que rige el modo de actuar y comportarse de una señorita de su edad y posición social, cuestionando en definitiva todos aquellos requerimientos que se le exigen solo por ser mujer. La obsesión por las novelas que lee le arrastrará a concebir sus vivencias como si de una obra del género gótico se tratase, creyéndose la protagonista de  ellas. Todas estas experiencias y sabiduría lectora la conducirán a aprender de sus errores y de todas y cada una de las situaciones que debe afrontar.


     Aquellos que hayan tenido ocasión u oportunidad de leer previamente otra novela de la autora, quizá compruebe que ciertamente el desarrollo y redacción de esta es más sencillo e incluso simple en ciertos tramos, si bien desde mi punto de vista aquello de lo que pueda adolecer es compensado con grandes dosis de humor, ingenio e ironía rebosantes. Como no podía ser de otro modo, no falta esa crítica a la sociedad de la época, sátira que perdura a lo largo de toda la ficción y a la cual la autora recurre cuando la ocasión lo permite presentándonos diferentes ejemplos de los conflictos, el aburrimiento y las dificultades que dominaban en aquella alta sociedad ante cualquier situación, por muy simple que fuese. 


     Pero no solo es motivo de crítica los cánones impuestos en aquel entonces, también aprovecha, dado el entusiasmo de Catherine por las novelas, para reivindicar que carece de importancia el género del lector respecto del objeto de lectura, prevaleciendo el contenido y significado de cualquier variedad literaria sobre el género de la persona lectora. Por ello es imposible pasar por alto las innumerables referencias, que en el libro encontramos, a otros títulos góticos y a sus autores los cuales en un principio se pensó que eran ficticios hasta que con posterioridad se ha podido comprobar que realmente existieron. Regresando a las reivindicaciones, admiro el valor y la pasión con la que Jane defendía sus ideales y creencias, la fuerza y férreas convicciones que mantiene frente a una sociedad hipócrita y decadente, donde la constante reprobación obligaba a hacer lo políticamente correcto y no a hacer lo correcto simplemente. Esa personalidad indómita, reaccionaria y rebelde, será testigo de un escenario histórico que hará de lo absurdo e irracional su modo de vida, pero que no doblegará sus ideas por más censura y oposiciones que se empeñen en mostrarle. 


     De igual modo toma los aspectos y rasgos que caracterizan al género gótico y los transforma en situaciones divertidas y cómicas, convirtiéndola en una elegante caricatura de esta variedad literaria.

 

     
   Otro aspecto que caracteriza a las obras de Austen, son el sinfín de personajes que nos presenta. Las diferentes familias que comparten encuentros entre estas páginas son de lo más variopintos y los cuales me despertaron todo tipo de sentimientos, en concreto hay ciertos personajes que llegué a odiar hasta el mero hecho de leer su nombre. Sin duda alguna mis favoritos fueron Catherine y Henry, la protagonista y su correspondiente oponente masculino, cuyos diálogos no tienen desperdicio. Ella es divertida, humilde y con cierta ingenuidad resultando toda una rebelde; él es educado, culto, simpático y dado siempre a mantener una buena conversación. Como siempre, Austen y su habilidad para presentarnos personajes masculinos a los que resulta imposible resistirse.


    
    De manera perspicaz y personal, Jane nos narra “La abadía de Northanger” presentándonos situaciones enrevesadas donde nuestra heroína, al igual que en sus novelas favoritas, se enamorará y descubrirá que todo aquello que le rodea no es lo que parece. 


“Hay que vivir para aprender”


“Si las heroínas no se respetan mutuamente, ¿cómo aguardar de otros el aprecio y la estima debidos? Por mi parte, no estoy dispuesta a restar a las mías lo uno ni lo otro.”

3,5/5

sábado, 13 de mayo de 2017

RESEÑA #56 "LA LEYENDA DE SLEEPY HOLLOW", "RIP VAN WINKLE" - WASHINGTON IRVING


TITULO: "La leyenda de Sleepy Hollow", "Rip Van Winkle".
AUTOR: Washington Irving.
EDITORIAL: Vicens Vives.
Nº Pag: 123.
ISBN: 9788431663797.

SINOPSIS:
"La leyenda de Sleepy Hollow" relata la historia de Ichabod Crane, un enjunto y fantasioso maestro que, para aliviar sus ansias de amor y poner remedio a la miseria en que vive, se propone conquistar la mano de una rica heredera. Deberá rivalizar con otro pretendiente que cuenta con dos aliados: el espectro de un Jinete sin Cabeza y la imaginación febril del mismo Ichabod. "Rip Van Winkle" narra la experiencia de su protagonista que para evadirse de las continuas broncas de su esposa, sale de caza y se queda dormido. Despierta 20 años después para descubrir que todo ha cambiado, excepto él.

OPINIÓN PERSONAL 
      Nuestra reseña de hoy contiene una historia de sobra conocida por todos gracias a su adaptación cinematográfica en 1999. Se trata de “La leyenda de Spleepy Hollow” de Washington Irving. Su autor nació en 1783 cuando los Estados Unidos lograron su independencia de la corona británica, en el seno de una familia estrictamente religiosa cuyo padre había sido oficial de la marina hasta contraer matrimonio, a partir de entonces se dedicaría al comercio. Irving era el menor de ocho hermanos, de aparente estado enfermizo (dado el asma periódico que padecía), pronto comenzó a mostrar interés por las artes, como el teatro y la música. Aunque su educación fue irregular, su destino docente le conduciría a convertirse en abogado. Venció su pasión por la escritura la cual comenzó avivándose con sus publicaciones en el Morning Chronicle y sus visitas a la ciudad de Nueva York. Curiosamente el nombre de la famosa ciudad de Batman, “Gotham”, fue concebido por este autor ya que fue este el nombre con el que denominó a Nueva York en una de sus obras y que su procedencia inspiradora estaba relacionada con una ciudad inglesa cuyos habitantes se consideran paradójicamente algo estúpidos y locos. Conociendo este dato, somos ahora conscientes de la relación entre el nombre y los habitantes de esta célebre ciudad en el mundo del cómic. Irving viajó a Europa en repetidas ocasiones y como fruto de sus numerosos viajes, mantuvo una relación sentimental con la escritora inglesa Mary Shelley, autora de “Frankenstein”. Sentía predilección y cierta debilidad  por nuestro país, donde en 1826 recibe un nombramiento en la embajada estadounidense de Madrid como traductor de la obra de Martín Fernández Navarrete. Es así como da comienzo la escritura de varias obras basadas en nuestra historia, aunque acabaría alcanzando mayor fama “Cuentos de la Alhambra”, homenaje que en 1832 dedica a Granada, ciudad y monumento del que queda totalmente prendado y maravillado. Pero su trabajo no se ceñía solo a lo referido, también escribió sobre política, concibiendo hasta cinco volúmenes dedicados al presidente por el cual recibió su nombre, George Washington. No fue hasta su finalización en 1859 cuando fallece en su hogar, reposando hoy sus restos en el valle que inspiró al autor para su famosa leyenda y que se sitúa en Tarrytown pero que siempre será conocido como el valle de Sleepy Hollow. Fue hace relativamente poco tiempo cuando conocí la existencia del libro y, por tanto, no fue hasta entones cuando descubrí a W. Irving. Gracias a esta edición, también he podido disfrutar de otro de sus célebres relatos, “Rip Van Winkle”.
     
   En “La leyenda de Sleepy Hollow”, Ichabod Crane es un maestro de escuela en un apacible y pequeño pueblo cuya atmósfera, considerada mágica por alguno de los habitantes, parece adormecer a todos los allí presentes. Enamorado de la joven y preciosa Katrina Van Tassel, Crane tiene entre manos un arduo trabajo para conquistar su corazón ya que son muchos los pretendientes que comparten su mismo objetivo. Alto, delgado y algo desgarbado e interesado, suele regalar los oídos a los pueblerinos con relatos sobre duendes y brujas ya que tiene un amplio conocimiento de los mismos gracias a sus lecturas. A pesar de ello, al caer la noche y de regreso a casa no puede evitar sentir un escalofrío recorriendo esos caminos donde se comenta que un antiguo jinete corre a una velocidad endemoniada y decapitado. Mientras algunos se toman estas palabras en serio, otros se ríen ante las caras de espanto y horror que los más crédulos manifiestan ante la posible presencia del jinete sin testa de Sleepy Hollow.



     Aunque nos pueda parecer que este relato, referido al jinete sin cabeza, resulte oscuro y tétrico como sus adaptaciones, serie y numerosas ilustraciones, según ha sido mostrado y representado, la realidad es bien distinta. Cuando te encuentras imbuido en plena lectura eres consciente del toque de humor y sátira que han sido imprimidos en  las palabras de Irving,  algo que curiosamente resultó  de su conocimiento y lectura de para mí, la obra más universal y de la que debemos sentirnos orgullosos, “Don Quijote de la Mancha”, del gran Cervantes. Son varios los símiles que reconocemos en el primer relato de Irving, fusionando la realidad con la fantasía, dotado de un objetivo didáctico y cuya veracidad es cuestionada constantemente. 


     

     En “Rip Van Winkle” un amable aldeano de origen holandés, decide retirarse a dar un paseo por el bosque junto a su perro, cansado de las discusiones y regañinas que su esposa vuelca sobre él por no ocuparse del trabajo doméstico. Así de este modo llega al bosque, y tras un peculiar  e increíble encuentro cae dormido bajo un árbol y despierta para descubrir  entre el asombro y estupefacción que el mundo que conocía y al que pertenecía ha cambiado y que nada es igual. Su autor Irving aborda temas tan dispares como la política, las creencias holandesas y el tiempo, a través de este breve relato al más puro estilo romántico, ya que está repleto de elementos sobrenaturales y dota su autoría a otra persona con la intención de que nos resulte lo más veraz y creíble posible, ambos rasgos típicos de dicho género.



    Tal fue la fama que este personaje alcanzó en la literatura norteamericana (es considerado el primero en este género) que resulta interesante  destacar como curiosidad que en la cultura anglosajona se toma este sobrenombre para referirse a alguien que duerme mucho o que no se entera de lo que sucede. 


     Puede que las excesivas expectativas y que concibiese de otro modo el primero de los relatos, influyesen negativamente al comprobar que no se correspondía con lo esperado. Reconozco que la lectura es un tanto lenta, pero ese toque sarcástico y mordaz, con constantes notas de ironía logra despertar la atención del lector, basándose en los aspectos propios del género gótico para presentarnos situaciones burlonas. De igual modo esa crítica que se percibe de las palabras de Irving en relación a esa sociedad puritana e inflexible donde en realidad prevalece el egoísmo y la rivalidad, predominan entre sus páginas. 


     La naturaleza también es protagonista indiscutible en ambos relatos. No escatima en ser prolijo en sus descripciones, logrando ubicarnos contextualmente de forma sutil y maestra en donde trascurre la ficción. De este modo resulta indiscutible vínculo y nexo entre lo real y lo irreal o sobrenatural, entre los sucesos acaecidos y la magia del misterio y lo imposible. 


     Este libro resulta opción ideal para conocer a este brillante y peculiar autor, del que se ha llegado a realizar comparaciones con otros grandes como  Mark Twain y Edgar Allan Poe entre otros, resultando igualmente interesante compartir contextualmente su momento histórico.


“(…) todo esto no eran más que terrores de la noche, fantasmas del espíritu que se pasean por la oscuridad y, aunque había visto numerosos espectros en su vida y había sido asediado por Satán en sus solitarios paseos bajo formas diversas, el día acababa siempre con todos estos males.”


3,5/5